RUTA DE LOS MONOLITOS
RUTA DE LOS MONOLITOS
El artista esloveno Marko Pogacnik descubrió que Quito era la columna vertebral energética de un canal que conecta al Océano Atlántico con el Pacífico. Esculpió 11 monolitos de piedra y placas de bronce para capturar la energía vital para la ciudad
Quito es una columna vertebral energética. Lo descubrió el artista esloveno, Marko Pogacnik, quien llegó a la ciudad y trazó el paso del canal energético, colocando 11 monolitos o esculturas de piedra a lo largo de 11 centros de fuerza. El escultor desarrolló el método de litopuntura, un sistema de curación para la Tierra, algo así como la acupuntura, ya que considera que el planeta es un ser vivo.
En sus exploraciones, Pogacnik descubrió que esta ciudad andina se ha forjado a lo largo de un eje que se extiende como columna vertebral, de norte a sur. Este eje puede percibirse como un canal energético que conecta al Océano Atlántico con el Pacífico. Hay varias evidencias históricas de que las culturas indígenas conocían esta ruta, ya que algunos de sus sitios más sagrados están alineados con el canal energético; por ejemplo: las pirámides de Cochasquí, las lagunas de Mojanda y los montes Imbabura y Atacaso. Sitios que están a pocos kilómetros de Quito.
Así fue como el escultor decidió recuperar y capturar la energía a través de la acupuntura: esculpió 11 monolitos de piedra y placas de bronce con diseños andinos, cada uno con su propia simbología, que funcionan a manera de las agujas que se utilizan en esta terapia ancentral. Se encuentran, de norte a sur, en los parques de El Batán, La Carolina, La Circasiana, Matovelle, en la Plaza Grande, El Panecillo (Shungoloma, como le llamaban los antiguos), en el parque de la Magdalena, Santa Anita 2, Chillogallo, Itchimbía y en el parque Lineal. Este conjunto escultórico fue trabajado a mano, en piedra originaria del volcán Pichincha.
En la Plaza Grande hay una placa de bronce grabada con el sol andino, la máscara del sol de la cultura costera Tolita, que simboliza el jaguar que representa el poder del Sol dentro de la Tierra. La placa está empotrada detrás del monumento de La Independencia, en el Centro Histórico de Quito. Este punto geográfico captura la energía vital y la transmite, según la teoría de PogacniK.
Los monolitos de piedra del Itchimbía y de El Panecillo (ambos montes considerados sagrados por las culturas pre-incaicas que habitaron el valle de Quito) fueron ubicados en ambos lugares que son considerados puntos centrales del poder de la ciudad. El sello de la Loma del Itchimbía consiste en dos dragones, como dos caras que se entrelazan formando un todo. En El Panecillo o Shungoloma, que en quichua significa ‘la montaña del corazón’ es quizá el punto más generador de fuerzas vitales del país.
Lo cierto es que la ruta de los monolitos nos permite descubrir a esta ciudad andina ancestral de otra manera, no solo a través de sus monumentos coloniales, museos, sitios naturales, lugares de diversión, sino de una historia mística, que parecía fue arrasada con la Conquista, pero sigue viva y es clave para las nuevas civilizaciones.
Para más acerca del trabajo de Marko Pogacnik, ver en: http://www.ljudmila.org/pogacnik/index.html
En cuanto a mi punto de vista, La ruta de los monolitos en Quito básicamente tiene su significado muy especial, por ejemplo el monolito que visité fue el del Parque Matovelle tras la iglesia Basílica de Quito, allí se puede observar a una ave volando, lo cual significa que “este sitio tiene la función de distribuir fuerzas creativas por todo el paisaje de la ciudad. Puede compararse con la función de la garganta, donde nace el poder de la palabra. El símbolo correspondiente es la paloma del Espíritu Santo que se puede reconocer en el cosmograma. La forma de su diseño tiene como fin expandir la distribución de las fuerzas creativas por toda la ciudad. Este lugar puede ser visitado para recibir inspiración”